He quedado muy satisfecha con el trabajo que han realizado. Pensé que meterme en reformas se convertiría en un quebradero de cabeza y me he quedado muy sorprendida con los resultados.
Ana García
Mataró
Obviamente, si.
Una fachada con aislamiento deficiente o inexistente va a provocar con toda seguridad problemas acústicos, de humedad y temperatura en el interior de los inmuebles.
Una rehabilitación que incluya una mejora o implementación de aislante, mejorará significativamente el confort y la salubridad en los inmuebles, llegando incluso a suponer una bajada sustancial en el recibo del suministro eléctrico y/o de gas para todos y cada uno de los vecinos.
¡Por supuesto! Piensa en esto: una fachada en mal estado, además de afear la apariencia del edificio en sí y su entorno, es un peligro para los viandantes en general, y para la comunidad en particular. De ocurrir cualquier accidente por desprendimiento (caída de cascotes) es el seguro de la comunidad el que deberá responder por los daños causados, o todos y cada uno de los propietarios directamente con su patrimonio personal.
Además de ser una obligatoriedad por ley y sentido común, una rehabilitación de fachada profesional asegura el valor y confort de todo el edificio y vecindario.
Depende del alcance de la rehabilitación, a veces es posible que los vecinos puedan permanecer en el edificio tomando algunas precauciones. Si estamos ante un proyecto que incluya trabajos estructurales o de mucha envergadura, podría ser necesario el desalojo temporal de los inquilinos.
Estas labores serían las primeras, asegurando así el tiempo de desalojo al mínimo e imprescindible.
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